"Recuperando nuestros vínculos teológicos"


   Una lectura de nuestro presente. 

Mercedes López
 XIX Encuentro de Mujeres y Teología.
Vitoria-Gasteiz
23-25 de noviembre de 2012

Hemos visto esta mañana nuestra historia, nuestras raíces, nos reconocemos desde sus inicios como forjadoras y continuadoras de esta tradición.

Como dice J. Chittister: “Tenemos que saber lo que pensamos antes de poder decidir lo que debemos hacer. Si practicamos “buenas obras” sin cultivar al mismo tiempo los talentos intelectuales que nos permita profundizar en las causas de los problemas, se estará malgastando los mejores recursos que tiene un grupo para construir un futuro”.1

Dentro de las producciones realizadas para nuestros ámbitos de encuentros, os presento una buena cronología a consultar en el Panorama teológico Hispano/español femenino feminista. Me refiero a una reflexión teo-política(I)-bíblica(II) realizada por Pilar de Miguel para el XII Encuentro de Mujeres y Teología celebrado en Sevilla en el año 2002 con el título RESURRECCIÓN EN CUERPO DE MUJER, y podemos complementarla con la actualizada por ella misma y en la que han colaborado L. Ramón y Rosa Cursach, ” publicada en el Anuario 17/2009 de la ESWTR sobre Perspectivas feministas acerca del diálogo interreligioso con el Título de: 
“Logros y retos de la teología feminista en España”.2

¿ Hemos practicado “buenas obras” ?.. ¿ Hemos cultivado nuestros talentos?.

Nos alzaremos en vuelo de Águila más allá de nosotras y nuestras pequeñas realidades para visualizar el conjunto de todas nuestras obras y nuestros talentos en un mismo contexto histórico de tiempo al que le ponemos ahora un límite, nuestro presente:
Desde el que descubriremos nuestros “vínculos teológicos”, en este  nuestro espacio privilegiado de Encuentro de Mujeres y Teología.

Donde “nuestra palabra” se hace carne en la experiencia de cada una de nosotras, realizándose en nuestro seguimiento de Jesús de Nazaret, en su proyecto igualitario.

En nuestras lugares teológicos, en nuestras reflexiones, en nuestra tarea de hacer teología feminista recuperando la palabra y el testimonio de las mujeres, memoria e historia, en la que hacemos presente también nuestra vocación pascual.

No puedo hablar de nuestro presente, si no es desde mi propia experiencia y subjetividad, inmersa en la celebración del 50 aniversario (1962) del Vaticano II, desde donde parte nuestra primera red de mujeres en el ámbito teológico, recorriendo la década de los 70 llamada “de la ablación de nuestra memoria” por Amelia Valcárcel, la de los 80 con el nacimiento del FEM, de MyT, del Colectiú, hasta los 90 con el nacimiento de la ATE y el de MyT de Sevilla en 1998, para entrar en la década de 2000 con el movimiento Sinodal, el nacimiento de EFETA de la que soy cofundadora y para la que anduve persiguiendo a las teólogas docentes españolas hasta encontrar la confluencia de interés y apuesta por el proyecto compartido y la complicidad para ejecutarlo.
Del mismo modo que participé activamente en la animación de la oportunidad y estrategia de la entrada masiva de las españolas en ESWTR para lograr que el español fuera el 3er idioma.
Sí, puedo decir que he estado presente desde la década de los 80 en casi todos los grupos y en algunos he asistido a sus eventos europeos importantes en Roma, Nápoles, Winchester, Portugal, España.
Como movimiento no estructurado que somos en M y T aprendí pronto en nuestros Encuentros que, para la sed de conocimiento teológico que se nos despierta, no había respuestas como tal movimiento y tenía que saciarla por mi cuenta. Y esto me llevó a la creación de EFETA.

Hoy miro nuestra realidad y veo desde lo conocido la red que se ha tejido, y las correlaciones establecidas.

Las teólogas españolas se han hecho visibles en la última década en la realidad norteamericana y europea, se mantienen las relaciones con Latinoamérica, (Argentina, México, Brasil, Colombia etc....(Conspirando, Teologandas,)) con Marruecos y también se han iniciado con Portugal).
Y nosotras a pesar de los oscilantes flujos de mujeres en los grupos de MyT, derivados de los secuestros patriarcales de las mujeres que optan por ponerse a su servicio ya sean movimientos eclesiales, políticos o sociales, abandonando los grupos de Mujeres y Teología como lugar teológico de referencia. Nosotras, las que estamos aquí hoy y las que no han podido venir, tenemos mucho que ver en las posiciones alcanzadas por la Teología feminista en España y la de sus teólogas, con el consecuente riesgo de diluirse y desdibujarse la potenciación de nuestro caminar como movimiento de MyT.

Tenemos mucho que ver como Mujeres y Teología en ATE, EFETA, movimiento Sinodal, ESWTR, etc. etc.

Pero...¿Qué está pasando con Mujeres y Teología?, en mi opinión estamos perdiendo identidad, asistimos y existimos con complejo de inferioridad en todos los partos en los que paradójicamente en muchos de ellos somos las propias gestantes, parteras, productoras, impulsoras, mantenedoras y sponsors.
Sabemos sobradamente a estas alturas que todo conocimiento feminista ha de partir de la experiencia, pero ésta es la menos ilustre, respetada y empoderada “realmente”, porque ¿cuántas mujeres pertenecientes a los grupos de esa nutrida red están hoy aquí en este Encuentro apoyando, alentando, empoderando?. Asistimos con demasiada frecuencia y condescendencia a un discurso de valoración muy “formal” pero poco real.

¿Dónde estamos? y ¿Cómo? Es importante que tomemos consciencia de cómo vamos y venimos a los diferentes lugares teológicos, de acción, de formación, o de fundación y de cuándo y cómo volvemos a los grupos de Mujeres y Teología, a menudo abandonados o poco cuidados y valorados, mientras que se asumen responsabilidades en otros lugares que requieren más valoración y atención social ¿por qué?.
Mujeres y Teología es como la nave nodriza a la que creemos que siempre podremos encontrar intacta y sin que nos preocupe ni ocupe demasiado, debemos reflexionar y llamarnos al orden antes de que los grupos citados y otros (como ATE, EFETA, movimiento Sinodal, ESWTR, etc. ) de la nutrida red que hemos generado nos fagociten definitivamente.

Sin duda alguna y es mi experiencia personal, desde nuestra identidad de “Mujeres y Teología” desde la que hemos desarrollado una espiritualidad comprometida en la causa de la eliminación de la desigualdad en la sociedad, en las iglesias y en las religiones. Hemos trasladado nuestra experiencia, nuestro saber y nuestras actitudes a las redes sociales, participando en los movimientos asociativos eclesiales, sociales y políticos.
Y aunque no sin conflicto, estamos impregnando los grupos y asociaciones de mujeres, desde una hermenéutica feminista de la liberación para la deconstrucción patriarcal y androcéntrica.
Dentro del panorama socio-político, a pesar de nuestra diseminada presencia como grupo de mujeres cristianas, estamos en todos los ámbitos de lucha que reivindican la responsabilidad moral de las mujeres como sujetos históricos.

En mi opinión ha llegado el momento de que como grupo de Mujeres y Teología es necesario poner el acento moral en nuestros vínculos teológicos asumiendo la responsabilidad como grupo que de ello se deriva. Y utilizo para este análisis la teoría moral de Carol Gilligan (psicóloga y filósofa norteamericana) que describe en su tercera etapa como una transición de la femineidad a la adultez 3que consiste en asumir la responsabilidad por sus opciones.
Es decir entiendo que como grupo debemos superar la segunda etapa (del cuidado de los otros) y no confundir el cuidado de los otros a costa del sacrificio de la responsabilidad de las propias opciones que como grupo no debemos abandonar.
Echo de menos en nuestro presente de receptoras de información y de formación el ser productoras de nuestras experiencias en ambos casos. Dado que, como podemos observar, nuestra presencia es mayoritariamente de una “sexalescencia” que como grupo de mujeres de presencia activa aportamos valor y relevancia por nuestro compromiso, y nuestra creatividad.
Echo de menos frente a la lentitud de ritmos kiriarcales, de los grupos eclesiales la creación de comunidades laicas y abiertas a otras religiones y espiritualidades, no podemos quedarnos reducidas y esclavizadas en el lento ritmo parroquial que aburre hasta las moscas cuanto menos, es necesario crear alternativas de mujeres al margen o dentro de la parroquia o de otras entidades de las diversas religiones en el marco local, regional...
Continuando con la visión del presente de los últimos años me hace pensar el ver la ausencia de conectividad entre los grupos de MyT, a nivel estatal. Además de diluirnos y ser fagocitadas en el sentido que acabo de exponer, es de celebrar que muchos grupos están viviendo o superviviendo con gran esfuerzo en unos espacios cercanos municipales, regionales, autonómicos, siendo sal y levadura feminista en muchos casos intentando que éste pábilo vacilante no se apague.
Sin embargo el círculo cercano localista, regionalista o nacionalista actualmente nos está tamizando con la diversidad cultural que es positiva, otro valor de igual importancia feminista, como es la globalización, el sentido de unidad sin fronteras ante nuestra causa común de eliminación de las desigualdad en la sociedad y en nuestras iglesias.
Todo lo expuesto me lleva a rememorar cómo en nuestros comienzos sólo disponíamos de unos medios que nada tienen que ver con las facilidades que tenemos hoy.
Este es nuestro presente, este es nuestro Movimiento en su especificidad sin más estructura que nuestros Encuentros, que aunque dentro de la sucesión apostólica eclesial, en apariencia interrumpida en María Magdalena, tenemos una responsabilidad ética “con y desde” mujeres, ineludible y coordinada hoy en la sociedad y en las iglesias.
1 J. Chittister, El fuego en estas cenizas, Sal Terrae, 1998
3 Ética del cuidado y ética de la justicia en la teoría moral de Carol Gilligan.Ana Fascioli
Depto. Filosofía de la Práctica - UDELAR

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